viernes, 22 de junio de 2018

Carta astrologica Registros clown (dia que enviamos solicitud de beca FNA)

Somos Geminis, ascendente en Libra y luna en Sagitario.
Hermosa combinación para este proyecto!




Sol en Géminis

Géminis es el tercer signo del zodíaco y está regido por el planeta Mercurio, asociado con las comunicaciones y el intelecto, y que dota al nativo de este signo de una gran habilidad para comunicarse y expresar sus ideas, así como de una gran persuasión. Representa las numerosas impresiones que la vida nos ofrece.
Los nacidos bajo el signo de Géminis tienen énfasis por saber y quieren estar al día en lo que a últimos acontecimientos se refiere. Están interesados en gran variedad de cosas a la vez. Muy sociables, pueden adaptarse a cualquier tipo de personas y les gusta conocer gente y lugares nuevos.
Les encanta leer y suelen ser bastante autodidactas, compartiendo sus ideas con los demás mediante el diálogo, la escritura o las artes. Son personas a las que les agrada estar en movimiento, en una búsqueda constante de estímulos en el mundo que les rodea.
A riesgo de dispersar demasiado su energía debido a sus variados intereses, tienden a un conocimiento superficial de las cosas y pasan rápidamente a interesarse por otras antes de profundizar en ellas. Lo que podría ser una estrategia para evitar enfrentarse a las facetas más profundas de su personalidad (como en el mito de Castor y Pólux, donde algo que forma parte de la personalidad del individuo termina siendo rechazado por estar en desacuerdo con la imagen que se tiene de uno mismo).
Géminis, consciente del gran número de confrontamientos que se dan en este mundo, bien sea en personas, en la naturaleza o en cualquier tipo de cosas, tiene la habilidad de lograr una reconciliación haciendo de mediador implacable. Son capaces de considerar cualquier situación desde los puntos de vista más diversos. Este talento los hace susceptibles de no tomarse la verdad muy en serio.
Tanto Géminis como los otros dos signos de aire, Libra y Acuario, tienen cierta facilidad para relacionarse con otras personas. Pero para el nativo de Géminis, socializar con la gente es un modo de entrar en contacto con tantos aspectos y puntos de vista nos ofrezca la vida. Mientras que Libra busca en otros el equilibrio para sí mismo y Acuario busca hacer amigos con sus mismos ideales e inquietudes.
De los signos en cuadratura con Géminis, éste puede aprender de Virgo el prestar atención a los detalles y, de Piscis, el valor de la empatía emocional.


ASCENDENTE en LIBRA
El Ascendente se obtiene de la hora del nacimiento, es decir, considera el minuto exacto en que el alma asume su cuerpo físico e inicia su vida terrenal. Por este simple hecho, el ascendente se relaciona no sólo con nuestro personal estilo para empezar cualquier cosa, que puede ir desde despertar cada día hasta la manera en que iniciamos nuestros procesos de crecimiento personales más profundos. Pero por derivación, el ascendente también tiene una correlación con el concepto psicológico de “la máscara” que utilizamos para interactuar en el diario vivir y en nuestras relaciones más triviales, porque en tales momentos no necesitamos mostrarnos como realmente somos sino como la sociedad nos ha educado que es aceptable proceder. El punto aquí es que la energía de cada signo vibra en una determinada frecuencia y no sólo genera sino que también atrae hacia sí esa misma frecuencia de onda a través de las circunstancias y personas que van determinando nuestra vida, por lo que termina siendo el factor que define el tipo de experiencias personales que debemos enfrentar simplemente porque nos reflejan, aunque no siempre seamos capaces de reconocer este hecho.
Por lo tanto, cada signo ascendente emite una determinada frecuencia de onda y atrae hacia nosotros esa misma vibración, por lo que se convierte en parte de nuestro aprendizaje o lección de vida, ya que es esa energía la que debemos interiorizar, familiarizarnos con ella y elaborar en profundidad antes de pasar a la siguiente etapa de evolución. Mientras no lo logremos, quedamos en un continuo desequilibrio interior porque estamos negando parte de nuestra propia naturaleza ya sea por ignorancia o por prejuicios. Aquí el único punto de conflicto potencial o necesidad de mayor trabajo personal se da cuando la vibración del signo ascendente no está en armonía con la del signo solar, porque la esencia del individuo (Sol) no vibra en la misma sintonía que la energía externa (ascendente) que las circunstancias y los personajes habituales de su vida le van reflejando.

Con el ascendente Libra la persona se enfrenta al mundo de una manera verdaderamente civilizada, y en efecto esta es una de las palabras que mejor describe su postura básica ante la vida. 

Al igual que el ascendente Sagitario, Libra necesita de una especie de moral o de una filosofía que respetar, por la que guiarse, y a través, y con la cual ver, experimentar y mejorar la realidad. 

Sin duda esa filosofía estará basada en la justicia, en la igualdad, en los derechos humanos, y en un alto respeto a los otros, a los demás. Puede que no sea un revolucionario pero es todo un humanista.
Otra cosa que ama, respeta y valora enormemente es la cultura en general; hasta en punto de que es una de las cosas que más le interesan del mundo que le rodea. Además de humanista es o le gustaría de ser una persona cultivada. 

Desde luego antes de intentar arreglar el mundo, el ascendente Libra se hará su pequeño paraíso en él; un paraíso poblado de gente eso si. Si hay algo que las personas con ascendente Libra necesitan y de verdad es tener su dosis de armonía, paz, y tranquilidad; no será un paraíso exclusivo como a menudo construye el Ascendente Capricornio sino que el espacio vital que se hace este ascendente estará abierto al exterior. 

Este ascendente es de todo menos introvertido; por lo que el comunicarse e interaccionar con los demás es como respirar para él. Además ,el stress y los conflictos deben quedar siempre fuera de su casa, y sabe construir ambientes equilibrados, y con la menor cantidad de trastornos, tensiones y estridencias posibles. 

Al ascendente Libra lo rodea siempre una especie de atractivo remanso, y una agradable atmósfera de profunda y auténtica serenidad. 

Dada esta naturaleza tan reacia a las descargas instintivas e irracionales de adrenalina, la táctica vital del ascendente Libra no es la lucha cuerpo a cuerpo de su opuesto ascendente Aries, no es ganar los conflictos sino acabar con ellos; no es enfrentarse a sus enemigos sino ampliar su circulo de amistades. 

Este círculo suele ser muy extenso y variopinto, y de él saca gran cantidad de energía, y también de otras cosas. El ascendente Libra sabe rodearse siempre de la gente necesaria, y sobre todo de la gente conveniente; siempre encuentra alguien adecuado para echarle una mano cuando surge algún problema o se mete en algún pequeño lío. 

No es que sea oportunista, simplemente se gana a la gente, ya que méritos para ello no le faltan. Está claro que las armas con las que Libra se mueve por el mundo son la cooperación, la mediación y en casos extremos, la neutralidad. 

Libra siempre trata de convencer a los demás, en eso es un verdadero demócrata, ya que en la realidad la esencia de esta forma de gobierno está mas relacionada con este signo que con el de Acuario, al contrario de lo que mucha gente cree. Como en la democracia, el ascendente Libra lucha en el parlamento y con argumentos, intentando atraer a la mayoría a su terreno. 


Luna

LUNA EN SAGITARIO

La luna representa las emociones, los sentimientos, las reacciones afectivas.
La Luna es también el símbolo de la mujer, de la feminidad, de la madre, del hogar y de la familia. En la carta natal de una mujer es, junto a Venus, parte de su identidad femenina. Indica su actitud ante la maternidad y su relación con los hijos en caso de que los tuviera. 
La influencia lunar cobra mayor importancia durante los primeros años de vida y pasado este tiempo será el Sol quien pase a tener más influencia sobre el individuo. Continuará representando al "niño que llevamos dentro" a lo largo de nuestras vidas, y su posición en la carta natal puede indicar el tipo de experiencias que tuvieron lugar en la infancia. 
El signo en que se encuentra la Luna en la carta natal indica la reacción instintiva a los estímulos externos, la forma de expresar los sentimientos, las cosas que nos proporcionan estabilidad emocional y nuestra imagen de la figura materna. 
La casa que ocupa la Luna revela dónde somos más sensibles y en qué áreas de la vida nos sentimos más seguros.
Los planetas que formen aspectos con la Luna en la carta natal afectarán a la naturaleza emocional de la persona y a su forma de expresar sus sentimientos.
En la carta astral de un país, la Luna representa el pueblo.

Esta Luna en Sagitario invita a la diversión y al placer, pero no debemos caer en el exceso. Cuando la Luna está en Sagitario queremos disfrutar y vivir todas las aventuras posibles, así que es un buen momento para salir o viajar.
La Luna en Sagitario es un buen momento para reunirse con los amigos, para compartir conversaciones profundas y para reír mucho. Será el mejor momento que hayas tenido en algún tiempo.

Las personas con Luna en Sagitario tienen una fe ciega en que todos sus planes llegarán a funcionar, sin importar lo imposible que parezcan.
Esto se debe al hecho de que quienes nacieron con la Luna en Sagitario son muy perspicaces y logran resolver sus obstáculos con facilidad y termina pareciendo que todo funciona para ellos.
Son muy dedicados a ellos mismos sin ser egoístas, simplemente disfrutan de su libertad y suelen poner sus metas por encima de las de otras personas. La libertad es un derecho inquebrantable para los nacidos con Luna en Sagitario. Lo peor que les puede pasar es que le pongan limitante a su espíritu.
Siempre tienen grandes sueños y planes y no les gusta que nada ni nadie les diga que son imposibles, defenderán sus posiciones con fervor y no será fácil hacerles cambiar de idea, por ensoñadora que esta parezca.
La Luna en Sagitario influencia lo exterior, la relación con la naturaleza, por eso se les encontrará disfrutando de las actividades al aire libre o en el descubrimiento de nuevos destinos. Son los mejores compañeros de viaje, pues nunca dirán que no a ningún plan.
En el amor, la Luna en Sagitario ofrece la misma sensación de libertad. Por ello, los nacidos en esta Luna se encontrarán a su gusto en relaciones llenas de confianza, en las que no tengan que rendir detalles.



lunes, 11 de junio de 2018

Uniendo mundos con el clown...


Esta es mi primera muestra de clown, en el 2012... que descubrimiento! 


Esto es en 2016.. ya jugando mas con la música.

Dejar la solemnidad un rato de lado y animarse...
Que alegria!

jueves, 7 de junio de 2018

El clown y el nacimiento de la tragedia

Inspirado en la entrada de Marina "La presencia escénica del clown derrumba la figura del espectador inmóvil..."


En El nacimiento de la tragedia, Nietzsche investiga el teatro griego de la antigüedad, identificando al coro como punto medio y nexo entre actores y público. Al observar los tipos de espectador que proponen las disciplinas escénicas actuales (TV, teatro, cine, conciertos, stand up, etc.), donde lo que se fomenta es, en principio, un espectador pasivo, encontramos un paralelo entre la propuesta del clown y el coro satírico de la antigua Grecia.

El clown como disciplina artística hunde sus raíces tanto en el teatro, como en el circo, pasando por el clásico bufón de la corte real pero también en diversas formas rituales donde ocupaba un rol específico en la tribu. El clown es un ser que transita en un borde, entre este mundo y el otro, entre la realidad cotidiana y la realidad onírica, donde la fantasía y la desmesura están habilitadas. En su acción escénica, el clown se ubica entre espectador y actor, incitando un encuentro, sugiriendo una complicidad. Como sostiene Marina Barbera, “quien mira a un payaso es invitado a la acción”, derrumbando con su presencia escénica la figura del espectador inmóvil. Según enseña Marina, la risa es un desborde expresivo, que hace que esa supuesta barrera entre audiencia y poeta se deshaga. El clown como lenguaje del puentees imperfecto y tambaleante. 

Nietzsche, en su ensayo, analiza la evolución del arte a partir de la dialéctica entre las corrientes apolíneas y dionisíacas, dos doctrinas esotéricas de la mitología griega. En la antigua Grecia, Apolo y Dionisio, eran dioses, y por lo tanto arquetipos, que todavía hoy podemos identificar en posturas filosóficas, artísticas y estéticas. Apolo era un dios profético y encarnaba el ideal de pureza y perfección de los estados oníricos. Refería a la capacidad de distanciarse y, a la luz de la razón, ser objetivo y mesurado, accediendo a la claridad del conocimiento. Lo apolíneo, así concebido, alude al principio de individuación de las cosas (y del ser humano). Por el contrario, lo dionisíaco alude a la embriaguez y al desenfreno, es decir, a la pérdida de límites. Dionisio era un dios ambiguo, y se creía que otorgaba el éxtasis vital, pero a su vez podía producir la aniquilación y la locura. Los rituales en su nombre, luego llamados bacanales en referencia al dios Baco que lo sucedió en Roma, daban lugar a un entusiasmo místico de sus participantes, a través de la embriaguez, las orgías, los cantos, sacrificios y procesiones. Estos rituales promovían (o invocaban) la alegría y libertad que llevaba al ser humano a la reconciliación con aquel estado natural, previo a toda razón y moral. Por eso lo dionisiaco es asociado a la Edad de Oro, cuando el ser humano era uno con la naturaleza, antes del surgimiento de la conciencia y la noción de bien vs mal. Al destruir el velo de Maya que cubre lo rechazado por los valores imperantes del grupo, Dionisio posibilita la creación de un nuevo orden simbólico. A través de la alienación de sí, atravesando aquella sombra, se hacen asequibles contenidos colectivos inconscientes capaces de proporcionar un sentido diferente a la existencia. Esta nueva simbolización posibilita la reapropiación de la realidad de una manera mas integrada, no solo desde el punto de vista del sentido común, el consenso y las buenas costumbres.

El teatro griego de la antigüedad cumplía una función social, no solo artística, al proporcionar a la sociedad una oportunidad para tomar contacto con aspectos sagrados de su mitología y revivir, de manera ritual, los dramas e historias de sus héroes, representados por los actores. El teatro contaba con el coro, que hacía de espectador ideal. El rol del coro se ubicaba entre el espectador y el actor. Presentaba el contexto y resumía las situaciones para ayudar al público a seguir los sucesos, y también hacía comentarios sobre los temas principales de la obra. El coro enseñaba al público cómo debería reaccionar ante la representación en escena, y su participación incluía muchas veces una función musical en la obra. Según Nietzsche, el coro era la quintaescencia y condensación de una multitud de espectadores. Al contemplar y experimentar el mundo visionario representado en escena, el coro también cumplía una función psicológica en toda la secuencia, ya que el público en la tragedia griega, se identificaba con este coro, de forma tal que carecía de sentido hablar de una contraposición entre publico y coro.

El coro estaba principalmente compuesto de sátiros (posteriores faunos). El sátiro era el arquetipo indoeuropeo de los seres selváticos, barbudos, con cuernos, patas de macho cabrío, cuerpo velludo y rabo. Como el dios Pan que en la leyenda asaltaba y atemorizaba a doncellas y hombres en el bosque (de allí el pánico). Como tal, el sátiro era un coreuta dionisiaco, una “criatura natural ficticia", dice Nietzsche, que habita una realidad reconocida como religiosa, sancionada por el mito y el culto. Era el mensajero de una sabiduría procedente de lo mas intimo y originario del ser humano. Era sublime y a la vez divino, y su función en la tragedia griega no era menor. La evocación del dios Dionisio, a través de la excitación dionisiaca en la escena, era la forma de transmitir a una masa de gente el don artístico de ver una representación dramática y sentirse en comunión con ella. El coro trágico era el fenómeno dramático originario: la experiencia de verse transformado ante los propios ojos y actuar como si uno hubiera sido introducido realmente en otro cuerpo, en otro personaje. Siglos mas tarde, la Psicología desarrollará el concepto de personalidad, termino derivado del griego persona, o mascara que usaban estos actores.

En estos acontecimientos sociales, el ciudadano griego huía de la vida publica que le era habitual (la calle, el mercado, el tribunal), y se refugiaba en la acción teatral. La tragedia dionisiaca tenia un efecto inmediato de hacer derribar los abismos que separan a un hombre del otro, ante el sentimiento de unidad que conduce al corazón mismo de la naturaleza. Durante ese momento mágico, se suspendía la vida del Estado, los quehaceres, la sociedad… la polis. Nietzsche nos habla del “consuelo metafísico”, que toda genuina tragedia produce, y deja en nosotros la sensación de que la vida, en el fondo, y pese a toda transformación de sus apariencias, es poderosamente indestructible y placentera.

Esto nos lleva a la kátharsis, es decir, la purificación emocional, corporal, mental y espiritual mediante la experiencia de la piedad y el temor (eleos y phobos), que los espectadores de la tragedia griega sentían en ese evento artístico y social. La tragedia entonces tenia una función de redimir al espectador de sus propias bajas pasiones.

Coincidimos con Nietzsche cuando afirma que “el arte es capaz de dar vuelta las repulsivas ideas en torno al carácter espantoso y absurdo de la existencia y transformarlas en representaciones que permitan al hombre vivir”. Entendido en este marco, el teatro griego y sus derivaciones posteriores (como el clown), nos muestra al arte acudiendo en auxilio, a través del coro (espectador activo que propone el clown), mediante las acciones salvadoras de lo sublime y lo cómico. 
Así sentimos.

viernes, 1 de junio de 2018

La presencia escénica del clown derrumba la figura del espectador inmóvil. Quien mira a un payaso es invitado a la acción. La risa es un desborde expresivo, necesario para que esa supuesta barrera entre audiencia y poeta se deshaga. Para mí es el lenguaje del puente. Imperfecto y tambaleante. 



Programa de radio de Dario Z


https://www.futurock.fm/programas/demasiado-humano


miércoles, 30 de mayo de 2018

Estas son las fotos más especiales que tengo de mi claun. Las fui recopilando y tengo otras muy lindas pero estas me gustaron porque son como una pequeña cronologia de todo lo que despertó el claun en mi.

Esta fue de cuando hice un numero de claun por mi cumpleaños n° 29. En su momento no lo sabía pero estaba a punto de dar un gran salto en mi vida a nivel personal. Sabía que una separación era inminente y sabia tambien que era imposible frenar ese tsunami. Se me ocurrió armar un numero con todos los cumpleaños de mi vida y fue impresionante lo que se movilizó en mi de recordar, de re-cordar, volver a pasar por el corazón las expectativas y las locuras de cada edad. Y terminaba asi, a oscuras y sabiendo que lo que venía era incierto pero que tenía una pequeña luz sobre la cual desear. Ahora pienso en esto y se me caen unas lágrimas.

con ezequiel ajajaj creamos un increible melodrama moderno sobre las relaciones y la afip. fue espectacular y la gente que lo vio aun me recuerda cosas de ese numero. yo lo recuerdo cuando lidiar con los impuestos me agobia.

esto fue con mari, bajo la premisa de "la muerte ideal". yo queria morir asi, bailando y en pelotas. no terminé desnuda pero terminaba en malla bailando michael jackson

esto fue para mi amiga Laura que necesitaba tener fotos de galeria para su portfolio (es fotografa) y me la regaló con la siguiente frase "La risa es el único lenguaje en el que se expresan todos los pueblos de la tierra."

una varieté que hicimos varias veces que se llamaba "boquitas pintadas". fue una remake del numero de antes. empezaba como hombre y terminaba asi, pintandome los labios de rojo.

Mensaje en botella al universo

Nos juntó una propuesta: crear un material que hable de lo que nos inspira. Eso es el clown. 

Inagotables sensaciones, mundos irrepetibles, fantásticos, lejanos, pero a la vez tan intimos... ponerse la mascara, salir a escena, encontrarse con el publico, con el otro, jugar, animarse, y volar.

Clarice Lispector habla de la "pesca milagrosa", el acto de escribir, donde se intenta pescar con palabras aquello que no es palabra.

La solicitud de beca enviada al mar de la burocracia institucional. Tal vez ese mensaje que queremos expresar, que hoy esta en una botella en el océano, llegue a algún puerto, a algunas manos. Que siga su camino misterioso, que empezó con el primer encuentro en 2017. 

lunes, 21 de mayo de 2018

Sobre la intimidad

"No se puede hablar la lengua de lo intimo hasta que no se ha aprendido a suavizar el alma." (François Jullien)

Estar acompañado, vivir algo "junto a” otro, invita a entrar en el terreno de lo intimo. No como el "ruidoso amor" que las epopeyas y tragedias románticas dictan, sino como la humanidad mas llana y simple. Es el contacto con otro ser humano, junto al cual experimentar un momento, un acontecimiento, el de establecer un adentro compartido. Lo intimo es aquello que puede ofrecerse. Y desde lo mas interno y profundo es que puedo abrirme al otro, rompiendo la clausura que nos separa, creando consciencia al unísono. La consciencia así, se extiende entre nosotros, que pasamos a ser co-sujetos en esta inacabable fuente de vida y renovación.

En lo intimo, la interioridad se ahonda pero para abrirse a su afuera. Es el Yo que se profundiza para salir de si y dejar su confinamiento.
En la intimidad, el otro deja de ser alguien externo a quien instruir o convencer o seducir. Suprimir la frontera con el otro implica dejar toda visión interesada sobre aquel, dejando que exista, que se revele como es. Por eso, a diferencia de la conquista amorosa, para entrar en lo intimo hace falta "inteligencia sensible”, dejando toda estrategia y segunda intención. Abandonar los proyectos sobre el otro nos permite encontrarlo. Y dejar caer la defensa, los pudores y convenciones, requiere una elección.

Aun así, lo intimo se alimenta con poco. No necesita probarse, ni tensarse. Su dimensión es lo cotidiano, en contraposicion a la épica del Amor, consagrado como mito por excelencia en Occidente, que se alimenta de lo heroico. Lo intimo, en vez, se nutre de pequeñeces, una “nada” que hace caer la barrera adentro/afuera. Esta paradoja de la intimidad indica que al profundizar la interioridad compartida, al caer a lo mas profundo de uno, la barrera que nos separa del otro, cae. 
Es un entendimiento implícito que no necesita explicarse. Es lo latente que se abstiene de estar en claro, y definirse. Es quedarse mas acá de la cosificación de las palabras. Y lo no dicho, nos vuelve cómplices en una connivencia que calla, que sugiere, que guarda, se reserva y deja pasar. 

Así como la mirada intima es aquella que se deja mirar, no la que mira, sino la que sugiere ese adentro y lo deja percibir, en el habla intima no se le enseña nada al otro. No se habla para decir cosas, sino para “con-versar”, entre-tenerse, es decir, estar en el "entre" de la intimidad junto al otro. Este dialogo intimo no informa, sino que crea alianza. Entonces, no se agota tampoco. 
Aun si parece banal o de todos los días, el gesto intimo es inaudito. Constituye un acontecimiento, y como tal, es siempre nuevo, no se gasta. El gesto intimo nunca puede ser completamente develado. Se preserva del prójimo para no ser profanado. Aun realizado en publico, el gesto intimo responde a un código secreto. Es la audacia de irrumpir en el campo de pertenencia del Otro, invitándolo. Dejar caer la delimitación de lo propio, para así extender la primacía a un nosotros.


Un momento intimo es aquel donde lo humano súbitamente se sacude y se franquea la frontera que nos mantenía aislados. Una inversión dialéctica de sentido: descubrir dentro de uno, un acceso a algo mas interior que “uno mismo”, al abrirse a un Otro en un “adentro compartido". Lanzarse a ese misterio donde se libera la cualidad mas intima de dos seres suscita el vértigo, el temor a no dejar de caer. Y ante el miedo a lo intimo, nos preguntamos si aquello sin fondo que se abre no es un precipicio.

domingo, 20 de mayo de 2018

Estar acompañada


Hace muchos años, un viernes a la noche, en una variete por Corrientes y Dorrego, conoci a una chica con vestido blanco y un casquete de tul, de esos de los de antes. ¿Seria de alguna abuela que soñó con un casamiento? Hablaba perfecto alemán. Era muy fragil, ella parada sobre un banquito creo,cantaba hermoso. Pero en un momento se convertia en una especie de bestia de la selva. Quede anonadada. Y creo que fue la primer payasa que vi en mi vida.

Entrenaba con Guillermo Angelelli. Igual que yo, en esos tiempos con mi cuerpo de 25. Nos cruzabamos a veces. Tenia el pelo cortito y una risa contagiosa. Me llamaba mucho la atencion. Mostraba el ombligo en su partitura de acciones, me encantaba que sea tan descocada.

Paso el tiempo, y hace muchos años, cuando todavia no eramos amigas, caminaba por la calle Corrientes, pero esta vez cruzando  Montevideo y me encontre a Lila. Me dijo que queria irse a vivir a Europa, estaba cansada de las crisis argentinas, entraba a internet, en las épocas que andábamos por los locutorios bares. El país que estábamos viviendo nos despedía constantemente. Rondaba la desesperanza. Y me dieron ganas de decirle : Quedate! No sabía muy bien porqué. Tal vez intuí que algo teníamos que vivir juntas. Acompañarnos.

Y otra vez pasó el tiempo, estaba estrenando mi primer propia obra -espectaculo, medio actriz, medio payasa todavia. Y le pedi a Lila que venga a darnos su opinion en un ultimo ensayo. Ella ya era para mí muy importante. Habia algo en su manera de observar que me impulsaba a llevar a fondo lo que empezaba a dejarse ver.

Un día, no se porque, se lo tengo que preguntar, vino a visitarme a mi departamentito de un ambiente de la calle Libertad, era la hora de la siesta, ella no habia almorzado, y llego repleta de golosinas. Me dijo que Cristina Martí estaba pensando en montar una obra, que si queria estar. Que la idea era hacer una recopilación de nuestros sueños soñados, seleccionarlos, unirlos, y darselos a nuestros payasos para ver que hacian con ellos. Cristina habia sido mi primer maestra. Era una propuesta increíble. Yo dije que si, por supuesto, y empezamos a trabajar juntas.

Despues vinieron los Clowns No Perecederos. Descubríamos que éramos dos payasas por momentos opuestas, por momentos complementarias. Era un desafío y alegría encontrarnos.

Casi juntas comenzamos a dedicarnos a dar clases. Compartíamos procesos muy parecidos.

Tuve el placer,entonces, de ser parte de su primer grupo de clown. Disfrutaba a lo loco de sus talleres. Y siempre que puedo, hoy, me cuelo en uno de ellos. Muchos de mis primeros numeros fueron creciendo, y armandose con su mirada. El encuentro era los viernes en Huella. Mostrábamos desesperados de público y despues nos ibamos de gira por “las varietes del momento”.

Me fui a Brasil. Estudié con el grupo Lume. Llegue decidida a dejar todo, irme alla y dedicarme a ser payasa. Lila me escuchó, se enojó un poco me acuerdo, y me escribió. Una carta tan hermosa, de esas que hacen llorar. Yo la guardo, y la releo a veces porque esas cosas que ella escribe duran para toda la vida. Lila me dijo quedate! Y yo recordé ese encuentro casual por Corrientes.

Y me quedé. Y al poco poquisimo tiempo, llegaron Los Papota. Menos mal que le hice caso. Ya no había ninguna duda que habíamos decidido andar juntas por el mundo con nuestras narices en el corazón. 


Y vivir en la misma casa. Y compartir familia. Y los viajes. Y las tardes de llorar. Y cantar. Y las ganas de una obra juntas, algún día.

Lo que mas me gusta de Lila es cuando salta y le queda la cara risueña, los ojos enormes. Me gustan sus chistes tontos. Sus varias personalidades. Sus cambios abruptos sin coherenencia alguna. Sus ataques de llanto. Esos que son de novela. Intensisivos y cortos. Sus abrazos fuertes. Sus gritos de niña cuando no quiere levantarse temprano. Sus pantuflas rojas,el placer con el que come alfajores “ y los arranques de amor por revivir las plantas del jardin.

Que suerte que estamos cerca. Que suerte que somos amigas. Que suerte que no nos fuimos.

Y nos quedamos.


 





viernes, 18 de mayo de 2018

De Marina a Marta

Abro mi mochila verde. Está repleta. Nunca encontré el tamaño adecuado. O es muy grande, o es muy pequeño el lugar donde traslado mis objetos. El vestuario de mi payasa.
Siempre hay un bolsillo que se rompe y es necesario re- re- remendar. Siempre un cierre que no cierra, y algo de todo lo que guardo sufre el aplastamiento, el arrugue. Hay una constante insistencia en llevar todas las cosas que creo necesarias. Aunque bastaría mi cuerpo, bastaría mi alma, bastaría mi nariz.
Pero no. Mi mochila verde, explota. 
Lo que más pesa son los zapatos y el bolsito naranja de maquillajes. 
La cajita donde descansa mi nariz es de madera. La compré en febrero del 2003 en una feria en Barao Geraldo. Cuando volví de ese viaje decidí que quería pasar mis días enteros acompañada de mi payasa. Y renuncié a todo lo que no estaba en ese camino. La caja es resistente, aunque tiene la pintura desgastada y el gancho que la cierra, ya no lo hace. Por eso queda selladísima con una bandita elástica. Las narices que guardé siempre estuvieron protegidas mientras no andaban por mi rostro. A veces llevo dos. Eso pasa cuando estoy sintiendo que ya llega el tiempo de cambiarla. Antes que se rompa. Me da vértigo que se me rompa. La goma es difícil de reparar. 
El bolso del maquillaje está en el fondo de la mochila. Para encontrarme con el tengo que sacar fuera mis zapatos blancos, mi vestido floreado que era de la mamá de Darío cuando era joven, y una bolsa de supermercado chino con mis medias largas y claritas, una pollera de tul negra y una bombacha rosa de mi abuela. Aprovecho que esta todo fuera y me cambio. El vestido tiene un alfiler de gancho en la cintura para resaltar la parte de atrás de mi cuerpo. Siempre digo que tengo que hacerle una pinza, pero yo nunca me pinché.

Estoy lista para mirarme al espejo. Mirarme a los ojos. Siempre empiezo por mis ojos. A darle a mis párpados el color azul que necesitan. Veo mi rostro cansado. Mis ojeras profundas. Y recuerdo el deseo cumplido de estar ahí. En ese preciso momento haciendo eso. Maquillarme es una caricia para cuando mis nervios están crispados. Alargo mis pestañas. Marco el contorno de mis labios con un lapicito que tomé prestado y no devolví.

Y luego para terminar, deslizo mi dedo índice derecho por una crema roja intensa, apoyo ese dedo en mis labios, los cubro, y con el color que queda impregnado en la piel de ese único dedo rojo, dibujo círculos esfumados en mis cachetes.

Cuelgo la nariz en mi cuello. Tomo un peine color verde. Un regalo secreto. Bato mis pelos. Quiero estar muy despeinada. Pienso que si sigo así voy a quedar pelada, pero sigo. El cabello, cuanto más alterado mejor. Por ahí se filtra mi desequilibrio. Una buena dosis de spray para terminar. El olor a mi abuela. Y listo.

Me veo bella detrás de esa máscara. Llegó el momento de abrazarme fuerte con quien esté compartiendo ese instante. Gritar un poco. Saltar.

Suelo espiar la gente que entra. Suelo escuchar el murmullo. Siento que energía es la de ese día en ese espacio.

Y justo antes de salir a escena me pregunto:

¿Que hago acá? ¿Como puede ser que llegue a este momento?, ¿como puedo hacer para salir corriendo y suspender todo?, esto es una locura, mejor me voy. Y luego de esa inevitable tormenta de pensamientos, siento mi cuerpo suspendido, transpirado de sudor nervioso. Suspiro profundo, me pido tranquilidad, y decididamente cruzo aquella línea del tiempo y el espacio, con la intención de que alguien ría. Que alguien ría. Que alguien ría conmigo de este mundo tan desordenado, misterioso y lleno de preguntas sin respuesta.